Ficha técnica
- Encuadernación:
- Rústica
- Medidas:
- 14x21cm
- Páginas:
- 208 páginas
Dejemos el pesimismo para tiempos mejores es una orden, el último consejo del escritor Diego Medrano. Con este título clarividente arranca la nueva autopsia social de un tahúr insobornable o cirujano de la histeria y de la fobia. Medrano no es normal. Medrano no tiene límites, no tiene venas, huye del convencionalismo sin mirar atrás, con la certeza de llegar siempre al estómago del lector.
Por momentos desconcertante, con un enfoque pretendidamente realista pero divertidamente descontextualizado, el autor retuerce las miserias del arte en este peligroso catálogo de diminutos escándalos. 30 relatos, 30 descargas inolvidables componen este libro plagado de personajes a la deriva, de infinitos guiños a la literatura de todos los tiempos, de grandes y pequeños fracasos. Un libro imperdonable en todos los sentidos, en el que podremos encontrar imaginación, inteligencia, humor brutal y franca ternura. Un libro perturbador y enfurecido. Un torniquete al cuello. Un artefacto que, tarde o temprano, explotará en sus manos.
Ilustraciones de Miguel G. Díaz.
Diego Medrano
Diego Medrano (Oviedo, 1978) inició su carrera literaria en 2005 con la publicación de Los héroes inútiles, volumen que recoge su correspondencia con Leopoldo María Panero. Ha publicado las novelas El clítoris de Camille (2006), Una puta albina colgada del brazo de Francisco Umbral (2008) y Tapa el sol con el pulgar (2009).
Su trayectoria poética contempla títulos como El hombre entre las rocas (2005), El viento muerde (2007), A veces cuerdo (2008) y Agua me falta (2008).
En el año 2006 vio la luz la primera entrega de sus diarios, Diario del artista echado a perder.
En el terreno de la narrativa breve son suyos los títulos: Los sueños diurnos (2006), La soledad no tiene edad (2007) y Sobrevivir puede ser muy divertido (2009).
Todavía no ha publicado ninguna obra de teatro, cosa que nadie se explica.
Actualmente trabaja como columnista de prensa en El Comercio, según sus propias palabras, «porque quiero comer al menos una vez al día, aunque lo de beber sea más complejo».